Nvidia presentó resultados trimestrales que superaron estimaciones y emitió una previsión robusta, lo que atenuó la volatilidad en los mercados tras semanas de dudas. Bitcoin rebasó de nuevo el umbral psicológico de $90.000 tras una rápida recuperación que siguió a una caída pronunciada días antes, en un contexto de menor tensión en activos de riesgo.
Nvidia reportó ingresos de $57,01 millardos para el trimestre cerrado el 26 de octubre, frente a un consenso de analistas de $55,19 millardos, y un beneficio por acción de $1,30 sobre la estimación de $1,26. El motor principal fue el segmento de centros de datos, con ingresos de $51,2 millardos frente a $49,34 millardos previstos, lo que consolidó la narrativa de demanda persistente de hardware para IA.
Para el siguiente trimestre la compañía proyectó unos ingresos cercanos a $65,0 millardos, por encima del consenso de $61,98 millardos. Las cifras y la guía impulsaron un alza del 5% en la negociación fuera de hora, añadiendo aproximadamente $220.000 millones a una capitalización cercana a $4,42 billones. Antes de los resultados, las acciones habían caído cerca de un 8% en noviembre tras un alza acumulada del 1.200% en los tres años previos; la reacción muestra que la publicación alivió en parte las dudas sobre la sostenibilidad de la demanda de hardware para IA.
El CEO Jensen Huang describió el cuarto trimestre como “crazy good” y dijo que las ventas de Blackwell estaban “off the charts”, además de apuntar a una “visibilidad” de rentas relevantes de Blackwell y Rubin hasta finales de 2026. Esa afirmación reforzó la narrativa de demanda sostenida, aunque también subrayó la dependencia de la compañía en ciclos de adopción de grandes modelos y en la ejecución comercial.
Resultados de Nvidia y reacción del mercado
Nvidia señaló impactos relacionados con controles de exportación: las restricciones de Estados Unidos sobre chips avanzados H20 a China implicaron una pérdida proyectada de $8,0 millardos en ingresos para el Q2 fiscal de 2026 y un cargo de $4,5 millardos en el Q1. Estos efectos ilustran cómo la política comercial y las sanciones tecnológicas pueden materialmente afectar las cuentas y requieren seguimiento por parte de inversores y operadores con exposición global.
Bitcoin cayó por debajo de $90.000 el 18 de noviembre de 2025, nivel que no tocaba desde hace siete meses, borrando las ganancias acumuladas en 2025 y situándose entre un 28% y un 30% por debajo del pico de octubre ($126.000). Entre los factores que aceleraron la caída figuró la formación de un “death cross” técnico y fuertes reembolsos en ETFs.
Se registró una salida de $1.260 millones del ETF de Bitcoin de BlackRock, señal de retirada de capital institucional que amplificó la presión vendedora durante la jornada. La misma sesión, sin embargo, mostró una recuperación rápida.
En cuestión de horas, Bitcoin operó entre $91.400 y $92.900. La compra de oportunidad tuvo actores notorios; El Salvador añadió 1.090 BTC, por un valor aproximado de $100 millones durante la caída, lo que subraya diferencias de comportamiento entre inversores privados y decisores soberanos.
La colisión entre la confianza en el sector tecnológico tradicional y la dinámica de los activos digitales quedó patente: la fortaleza de Nvidia ayudó a reducir tensiones en activos de riesgo y, junto con compras selectivas en el criptoespacio, contribuyó a la rápida recuperación de Bitcoin.
