El banco multinacional Standard Chartered ha publicado un informe clave. El reporte detalla una proyección activos tokenizados que alcanzará los 2 billones de dólares para 2028. Este crecimiento representa un puente decisivo entre las finanzas tradicionales (TradFi) y el ecosistema de blockchain.
El análisis de Standard Chartered subraya una transformación operativa inminente. La conversión de activos tradicionales, como acciones o bienes inmuebles, en fichas digitales modificará fundamentalmente los procesos actuales. El banco anticipa un cambio radical en la liquidación, la custodia y la negociación de valores. Este nuevo paradigma busca reducir la burocracia. Además, permitirá operaciones financieras los siete días de la semana, 24 horas al día, migrando funciones hoy controladas por bancos hacia redes descentralizadas.
La relevancia de esta proyección activos tokenizados radica en su impacto democratizador y sistémico. Para los inversores individuales, la tokenización facilita el acceso a activos antes inaccesibles, permitiendo la propiedad fraccionada. Sin embargo, para la industria financiera, el desafío es mayúsculo. Implica la necesidad de custodios seguros y regulados. También requiere oráculos de datos fiables y un marco legal claro que proteja contra fallos en los contratos inteligentes.
¿Están los mercados preparados para una liquidez sin interrupciones?
El informe advierte que los bancos deberán adaptar sus infraestructuras radicalmente. Pasarán de monopolizar los sistemas de liquidación a simplemente prestar sus servicios en redes abiertas. La competencia se centrará en la velocidad y el cumplimiento normativo (KYC/AML). Aunque la liquidez 24/7 es una ventaja, también introduce nuevos riesgos. Errores en el código de los protocolos o la concentración de activos en pocas plataformas podrían generar pérdidas inmediatas, amplificadas por el apalancamiento.
El año 2028 se perfila como un punto de inflexión. El éxito de la proyección activos tokenizados dependerá de la confianza institucional. La capacidad de las redes para gestionar un volumen de 2 billones de dólares será la prueba de fuego definitiva. El factor decisivo será la habilidad del ecosistema para equilibrar la eficiencia de la tokenización con la estabilidad y la regulación que exige el sistema financiero global.
