La aparente “escasez de productividad” de la IA está reconfigurando flujos de capital y podría actuar como motor alcista para el mercado cripto de EE. UU. El fenómeno coincide con el creciente peso de la IA en las ganancias del mercado y una rotación institucional cada vez más notable. En este contexto, señales de liquidez y expectativas sobre la Reserva Federal fortalecen la narrativa de desplazamiento hacia activos digitales.
La concentración de valor en empresas vinculadas a IA ha sido extraordinaria: la inversión en IA contribuyó aproximadamente con el 75% de los retornos totales del S&P 500 y con el 90% del aumento de su capitalización desde finales de 2022, según análisis del mercado. Sin embargo, la mejora medible en productividad laboral aún tarda en materializarse; ese desfase está siendo interpretado por algunos gestores como una fase de inversión estructural, no un fallo.
Cathie Wood, de Ark Invest, describe ese periodo como una etapa de integración y construcción de infraestructura donde el rendimiento real llega con retraso. En ese marco, la liquidez retornante y la expectativa de relajación de la política monetaria de la Reserva Federal podrían provocar una rotación hacia activos con potencial de crecimiento inmediato, entre ellos criptomonedas y empresas del ecosistema digital.
La interdependencia se observa en movimientos concretos: compras institucionales de cripto —incluida una adquisición reportada de $90 millones de Ethereum atribuida a un gran gestor— y subidas puntuales en valores ligados a minería cripto tras inversiones de gigantes tecnológicos como Amazon, que llegaron a impulsar acciones de minería hasta un 20%.
Plataformas y bolsas cripto también muestran señales de maduración institucional: una casa de intercambio completó una OPV por $1,15 mil millones con liquidación en stablecoins y obtuvo licencia regulatoria clave en Nueva York, consolidando una narrativa de legitimidad y cumplimiento.
Por qué la escasez de productividad de la IA puede impulsar al cripto
No faltan voces críticas. Gareth Soloway advirtió sobre correcciones posibles del 10–15% en mercados que han sobrevalorado expectativas de IA. Goldman Sachs estimó que hasta $19 billones —en valor de mercado— podrían estar adelantando impactos productivos que aún no se ven, lo que subraya la posibilidad de ajustes abruptos si la evidencia de productividad no acelera.
Aun así, estimaciones macro señalan que la IA podría aportar entre 0,5% y 0,6% al crecimiento de la productividad laboral a nivel agregado, cifra que, aunque modesta, tiene implicaciones para la sostenibilidad fiscal y la rentabilidad a largo plazo. Para inversores institucionales que ya integran IA en procesos de inversión, la búsqueda de rendimiento se traduce en allocations más sofisticadas hacia activos digitales y firmas que demuestren gobernanza y cumplimiento.
La actual “sequía” de productividad de la IA está redirigiendo capital y atención hacia el cripto estadounidense, en un movimiento que combina compras institucionales, avances regulatorios y relatos de reconstrucción tecnológica. El desenlace dependerá de dos factores: la materialización de mejoras productivas atribuibles a la IA y la reacción del mercado a valoraciones que algunos consideran adelantadas.
