Un reciente informe de la firma 10x Research ha encendido las alarmas sobre la viabilidad de las tesorerías corporativas de criptoactivos, destacando una masiva pérdida no realizada de BitMine. Markus Thielen, fundador de la consultora, advierte que el modelo de negocio de estas entidades enfrenta riesgos existenciales debido al deterioro en sus valoraciones y la inminente competencia institucional. El análisis sugiere que los inversores podrían quedar atrapados en estructuras financieras ineficientes mientras el mercado evoluciona hacia productos más competitivos.
BitMine Immersion Technologies, identificado en el reporte como el mayor tenedor corporativo mundial del activo, se encuentra actualmente en una posición financiera delicada. La empresa enfrenta una caída de 1.000 dólares por cada token adquirido, lo que se traduce en un déficit acumulado de 3.7 mil millones de dólares en sus tenencias totales. Datos de rastreo indican que la firma posee aproximadamente 3.56 millones de tokens, valorados en unos 10.7 mil millones de dólares, pero con un costo base promedio elevado de 4,051 dólares. Esta situación ha provocado que el valor de sus acciones caiga por debajo del valor de los activos que custodia.
¿Podrá el modelo de tesorería sobrevivir a la eficiencia de los nuevos fondos cotizados?
El deterioro del valor liquidativo neto (mNAV) es el núcleo del problema actual para estas compañías. El mNAV básico de BitMine ha descendido a 0.77, lo que dificulta enormemente la expansión de capital mediante la emisión de acciones. Thielen describe este escenario como un «Hotel California», donde los inversores existentes quedan atrapados sin poder salir sin sufrir daños significativos. A diferencia de los fondos regulados, las tesorerías de activos digitales (DATs) a menudo imponen estructuras de tarifas complejas y opacas que erosionan silenciosamente los retornos, haciendo que el modelo sea insostenible cuando desaparece la prima de mercado.
Por otra parte, la presión competitiva se intensifica con los movimientos de los gigantes de Wall Street. BlackRock ha dado el primer paso para registrar un ETF de Ethereum con staking en Delaware, lo que cambiaría drásticamente las reglas del juego.
Este nuevo producto podría ofrecer una fuente de rendimiento de bajo costo, eliminando las tarifas ocultas asociadas con las tesorerías tradicionales. La economía de las DATs enfrentará un escrutinio cada vez mayor, ya que los inversores probablemente preferirán tarifas de gestión claras del 0.25% frente a los costos y riesgos integrados en las estructuras corporativas actuales.
De cara al futuro, es probable que el capital comience a reasignarse agresivamente hacia estos nuevos vehículos de inversión institucional. Si la pérdida no realizada de BitMine y la baja valoración de sus activos persisten, la empresa y otras similares como Strategy o Metaplanet tendrán dificultades para justificar su existencia ante los accionistas. La llegada de productos que generan rendimiento de forma eficiente y regulada podría marcar el fin de la era de las tesorerías corporativas como principal vía de exposición institucional, obligando a una reestructuración completa o a la obsolescencia del sector.
