Bank of America (BofA) oficializó un cambio histórico en su política de inversión, recomendando una asignación de criptomonedas de hasta el 4% para sus clientes de gestión patrimonial. Chris Hyzy, CIO de la entidad, confirmó que esta estrategia entrará en vigor el próximo 5 de enero de 2026, facilitando el acceso a productos regulados.
A partir de la fecha señalada, más de 15,000 asesores de Merrill y Private Bank podrán sugerir proactivamente estos activos digitales a sus carteras de clientes. La cobertura incluirá fondos cotizados específicos como BITB, FBTC, Grayscale Mini Trust e IBIT, abriendo las puertas a una exposición regulada masiva. Nancy Fahmy, jefa de soluciones de inversión, destacó que esta actualización responde directamente a la creciente demanda de los clientes por acceder a estos instrumentos financieros de forma segura.
Por otro lado, esta decisión alinea a BofA con un consenso institucional más amplio que ya incluye a gigantes financieros como Morgan Stanley y BlackRock. Anteriormente, los inversores minoristas debían solicitar explícitamente el acceso a estos productos, enfrentando barreras que limitaban su participación efectiva en el mercado abierto. Ahora, la asignación de criptomonedas se presenta como una estrategia de diversificación para perfiles que toleran la volatilidad y buscan innovación temática dentro de sus portafolios modernos.
¿Podrá la entrada institucional revertir las pérdidas actuales del sector minorista?
Asimismo, el reporte llega en un momento crítico donde el Bitcoin ha caído cerca del 33% desde su máximo histórico de 126,000 dólares. Datos de Bernstein revelan que los inversores minoristas poseen aproximadamente el 75% de los activos en ETF de Bitcoin al contado, absorbiendo la mayor parte de las pérdidas recientes. Mientras tanto, los nuevos lanzamientos de ETF vinculados a altcoins operan en rojo, con índices de pequeña capitalización tocando mínimos no vistos desde noviembre de 2020.
Finalmente, la entrada agresiva de Wall Street sugiere una aceleración en la adopción institucional, aunque la volatilidad seguirá siendo un factor determinante a corto plazo. Se espera que los próximos movimientos dependan de la legislación pendiente en Washington, la cual definirá qué tan profundamente podrán los bancos integrar las criptomonedas en sus servicios. De este modo, el mercado aguarda una posible rotación estratégica que podría equilibrar la balanza entre las pérdidas minoristas y el enorme capital institucional entrante.
