Ejecutivos del sector fintech advierten que el Reino Unido corre el riesgo de quedarse rezagado frente a Estados Unidos y la Unión Europea debido a la ausencia de un stablecoin denominado en libra esterlina (GBP). Esta alerta surge mientras Washington y Bruselas avanzan con marcos regulatorios más claros, afectando potencialmente a bancos, pasarelas de pago y plataformas cripto que dependen de pagos y liquidez en moneda local.
Mientras la UE y EE.UU. han establecido marcos regulatorios claros, el Reino Unido aún debate propuestas más restrictivas. La Unión Europea implementó MiCA en junio de 2024, y Estados Unidos aprobó la Stablecoin Innovation Act (GENIUS Act) en julio de 2025, que exige reservas auditadas al 100% en efectivo o letras del Tesoro. Por el contrario, el Banco de Inglaterra propone medidas más limitantes, incluyendo topes de tenencia de £20.000 por individuo y £10.000.000 por empresa, con implementación prevista para finales de 2026.
Líderes del sector como Mark Fairless (ClearBank) y Janine Hirt (Innovate Finance) han señalado que la falta de un ecosistema GBP bien regulado podría acelerar la adopción de stablecoins en dólares o euros, creando exposición cambiaria y reduciendo la relevancia de la libra en pagos digitales. Coinbase y otros actores importantes han criticado los límites propuestos por considerarlos inviables para modelos comerciales a escala.
La carrera regulatoria global de stablecoins
Las consecuencias incluyen cambios en liquidez, mayor riesgo cambiario y posible desplazamiento de actividad hacia jurisdicciones más favorables. La preferencia por stablecoins en USD/EUR podría concentrar liquidez fuera de Londres, reduciendo el mercado para soluciones en GBP y elevando los costos de cobertura. Empresas y custodios que adopten stablecoins extranjeros asumirán exposición cambiaria que requerirá mayor uso de derivados FX.
Además, el capital y talento podrían relocalizarse hacia EE.UU. o la UE si las reglas británicas limitan el tamaño del mercado. Paradójicamente, los topes de tenencia y límites de respaldo, diseñados para mitigar riesgos, podrían incentivar el uso de emisores extranjeros menos regulados, creando nuevos puntos de vulnerabilidad sistémica.
La fecha clave a vigilar es finales de 2026, cuando el Reino Unido prevé completar su régimen para stablecoins sistémicos. La decisión regulatoria determinará si Londres mantiene su posición como centro financiero digital o cede terreno a Washington y Bruselas en la evolución del dinero digital.
