El presidente Serdar Berdimuhamedov ha firmado una normativa histórica que marca oficialmente el inicio de la legalización de criptoactivos en la nación, estableciendo un marco regulatorio sumamente riguroso. Este decreto gubernamental, que entrará en vigor oficialmente en el año 2026, busca integrar formalmente la economía digital bajo una supervisión estatal centralizada, poniendo fin a la ambigüedad legal previa.
Según reportes del medio local Business Turkmenistan, la nueva legislación impone requisitos severos de licencias operativas, normas estrictas contra el lavado de dinero y protocolos de conocimiento del cliente. Además, prohíbe a las instituciones de crédito ofrecer servicios cripto, mientras otorga al Estado la potestad absoluta de anular emisiones de tokens y forzar reembolsos inmediatos. La ley clasifica técnicamente los activos digitales en respaldados y no respaldados, exigiendo registro obligatorio para operaciones de minería y pools, eliminando así cualquier actividad encubierta dentro del sector energético nacional.
¿Representa esta medida una apertura real o una herramienta de vigilancia financiera estatal?
Por otra parte, el banco central podrá autorizar o gestionar directamente sus propios libros de contabilidad distribuidos, lo que podría obligar a los ciudadanos a utilizar infraestructuras permisionadas. Es crucial destacar que la norma aclara explícitamente que las monedas digitales no son curso legal ni valores, definiendo un cambio de política radical para una de las economías más cerradas del mundo. Este movimiento estratégico sigue a una reunión gubernamental clave el 21 de noviembre, donde se sentaron las bases legales y tecnológicas para los activos digitales mediante la creación de una Comisión Estatal especial.
Asimismo, esta decisión alinea a la nación con una tendencia global donde los gobiernos buscan construir marcos regulatorios para las monedas estables y la tecnología blockchain. Mientras reguladores internacionales como el Comité de Basilea reevalúan los riesgos financieros, Turkmenistán opta por un modelo donde el control estatal prevalece sobre la libertad financiera, diferenciándose de los mercados abiertos. Esto podría limitar significativamente la participación de inversores extranjeros, ya que el régimen político local mantiene un control férreo sobre el acceso a internet y las plataformas de comunicación externas.
Para finalizar, el país de Asia Central, conocido por sus vastas reservas de gas natural, se prepara para una transición digital lenta pero vigilada hacia 2026. Se espera que en los próximos meses se definan las condiciones de liquidez para los activos respaldados y los mecanismos específicos de redención de emergencia ante posibles crisis de volatilidad del mercado. El éxito de esta iniciativa dependerá de cómo las autoridades equilibren la innovación tecnológica con las políticas restrictivas actuales que caracterizan a su sistema presidencialista altamente centralizado.
