Empresas mineras que cotizan en bolsa emitieron deuda por “miles de millones” para financiar un pivot hacia la inteligencia artificial. El movimiento altera la composición del efectivo, eleva el apalancamiento y afecta a accionistas y bonistas. Solo se conoce el anuncio debido a un error de tiempo excedido que impidió obtener más datos.
Las compañías redirigen la caja desde la expansión de capacidad o el mantenimiento hacia tecnología e IA. La liquidez que antes se destinaba a más hashrate o a reparar equipos ahora se orienta a investigación y a la compra de tecnología, en línea con el anuncio de un “pivot” a IA.
No hay desglose por empresa ni detalles de montos, plazos o condiciones: solo que la suma total asciende a “miles de millones”. Tomar deuda para cambiar el foco de negocio incrementa el riesgo financiero y puede deteriorar el perfil crediticio. Además, un mayor apalancamiento amplifica la sensibilidad de acciones y bonos a variaciones del flujo de caja y del precio del activo minado (por ejemplo, criptomonedas), haciendo más brusca su reacción ante cambios de mercado.
Impacto para las empresas mineras cotizadas
Lo primero a tener en cuenta es la reconfiguración de la caja. El dinero que antes iría a más hashrate o a reparar máquinas ahora se destina a investigación o a comprar tecnología. Por otro lado, los nuevos bonos aumentan los cupones y los vencimientos; si la inversión en IA tarda en rendir, la liquidez se estrecha.
La empresa está adquiriendo varios miles de millones de dólares en nueva deuda como parte de un cambio estratégico importante. El objetivo principal de esta decisión es financiar una ambiciosa apuesta por la inteligencia artificial, marcando un giro claro respecto a su enfoque tradicional en la minería. Sin embargo, los detalles siguen siendo poco precisos: no se ha revelado una lista de prestamistas ni se conocen las tasas de interés o las fechas de vencimiento.
Esta falta de transparencia genera preocupación sobre los posibles riesgos. Una mayor carga de deuda podría presionar las finanzas de la compañía, especialmente si la transición hacia la IA tarda más de lo previsto en ofrecer resultados. Aun así, la estrategia refleja una visión a largo plazo: transformarse de un negocio basado en recursos a una empresa impulsada por la tecnología, buscando mantenerse relevante en una economía digital en constante evolución.
Falta conocer montos, vencimientos y covenants; habrá que revisar los comunicados y folletos de emisión que publiquen las compañías para saber los términos de la deuda y cuándo invertirán en IA.