La autoridad monetaria de Hong Kong ha dado un paso decisivo en sus ambiciones de moneda digital al lanzar la Fase 2 del programa piloto del e-HKD. Con 11 consorcios industriales seleccionados para explorar casos de uso reales y nuevas formas de dinero digital —incluyendo depósitos tokenizados—, la ciudad se posiciona a la vanguardia de la evolución del dinero digital.
La Fase 2 representa un cambio importante en el enfoque de Hong Kong sobre el dinero digital. Mientras que la primera fase se centró principalmente en ensayos orientados al retail —pagos, activos tokenizados, transferencias sin conexión—, esta segunda fase amplía tanto la escala como el alcance. El proyecto ha sido rebautizado como Project e-HKD+ para reflejar su agenda más amplia: no solo una moneda digital emitida por el banco central, sino también depósitos digitales emitidos por entidades privadas e infraestructura de dinero tokenizado.
Los 11 consorcios seleccionados, que incluyen bancos, gestores de activos, empresas de blockchain y gigantes de pagos, tienen la misión de explorar tres temas clave: liquidación de activos tokenizados, programabilidad del dinero digital y pagos sin conexión.
De la teoría a la infraestructura real de dinero digital
En la práctica, los pilotos de la Fase 2 van a probar escenarios como: usar e-HKD o depósitos tokenizados para comprar fondos tokenizados, habilitar liquidaciones casi en tiempo real de entrega contra pago (DvP) entre jurisdicciones, insertar condiciones programables de pago (por ejemplo, recompensas vinculadas a ESG) y permitir transferencias de billeteras sin conexión a internet. Estos casos de uso demuestran que la autoridad no se queda en la mera teoría, sino que está diseñando la infraestructura para dinero digital comercialmente viable tanto para individuos como para empresas.
Desde un punto de vista estratégico, esto otorga a Hong Kong una ventaja en la carrera global del dinero digital. Mientras China avanza con su yuan digital y otras jurisdicciones persiguen CBDC minoristas, Hong Kong está enfatizando un puente entre la innovación fintech privada y el dinero emitido por el banco central. Al integrar activos tokenizados, pagos offline y funciones programables, la ciudad no solo aspira a un e-HKD, sino a un ecosistema completo de dinero digital.
Sin embargo, los retos persisten. La adopción del dinero digital dependerá del comportamiento del usuario, de la integración por parte de comercios, de los marcos regulatorios y legales —especialmente en torno a depósitos tokenizados— y de la interoperabilidad con los sistemas de pagos existentes. Los pilotos por sí solos no garantizan una adopción masiva.
En resumen: el paso hacia la Fase 2 del piloto del e-HKD por parte de Hong Kong marca un giro significativo —dejando atrás el diseño exploratorio para probar infraestructura real. Si los consorcios tienen éxito y los resultados validan la escalabilidad y utilidad, la ciudad podría abrir nuevos canales de uso de dinero digital mucho más allá de los pagos tradicionales.
