Durante la festividad coreana del Chuseok, en lugar de quedarse al margen mientras los mercados locales cierran, inversores de Corea del Sur tomaron la decisión de movilizar importantes sumas hacia activos internacionales. Entre el 3 y el 9 de octubre, destinaron alrededor de 1.240 millones de dólares a empresas tecnológicas de EE. UU. y criptoactivos, apoyados en fondos apalancados y apuestas de alto desempeño. Este movimiento refleja una apuesta agresiva por el crecimiento global y una búsqueda de oportunidades fuera del ámbito doméstico.
Con los mercados locales cerrados por los festejos, muchos inversores aprovecharon para posicionarse en renta variable extranjera y criptoactivos. La estrategia más evidente fue la compra de ETFs apalancados de compañías tecnológicas: el fondo Direxion Daily Tesla Bull 2X fue uno de los más demandados, con entradas netas aproximadas por 151 millones de dólares. Junto a esto, se canalizaron también recursos hacia acciones como Tesla (unos 96 millones), Meta y firmas mineras de bitcoin.
En el terreno cripto, otra apuesta notable fue el ETF T-REX 2X Long BMNR, que replica con apalancamiento el desempeño de empresas vinculadas a minería de bitcoin, sumando alrededor de 95 millones. También destaca la inversión en Iris Energy, firma australiana dedicada a la minería digital, por unos 105 millones.
La huida hacia activos de alto rendimiento
El efecto combinado de estas operaciones elevó significativamente la exposición internacional de los inversores coreanos justo en un lapso en que los mercados sobre los que se apostaba mostraban señales de fuerza o proyección al alza. No obstante, esta inyección de capital no duró ilesa: poco después, las tensiones comerciales entre EE. UU. y China provocaron retrocesos globales que borraron parte de las ganancias generadas en esos días.
Este episodio revela tanto la voluntad de los inversores surcoreanos de asumir riesgos como su agilidad para reorientar capitales en periodos de cierre local, en busca de mayores retornos. Al mismo tiempo, evidencia la vulnerabilidad de esas apuestas frente a choques macroeconómicos, que pueden revertir rápidamente las corrientes del mercado.