Las empresas que incorporan Dogecoin a sus reservas corporativas están experimentando alta volatilidad en sus cotizaciones bursátiles. CleanCore Solutions superó los 600 millones de DOGE tras anunciar un plan de tesorería valorado en $175 millones, provocando fluctuaciones extremas en el precio de sus acciones, incluida una caída del 60% en su cotización. Este fenómeno reaviva el debate sobre la viabilidad de incluir criptomonedas meme en los balances corporativos.
Casos destacados y reacciones del mercado
CleanCore Solutions (ZONE) continúa acumulando Dogecoin a pesar de las fuertes oscilaciones en su valor bursátil. La reacción inicial negativa no ha frenado su estrategia de incorporación masiva de esta criptomoneda a su balance. Los analistas advierten sobre múltiples riesgos asociados con esta decisión: la extrema volatilidad del activo, los desafíos en la gestión de flujos de caja y la exposición a posibles cambios en el marco regulatorio.
Bit Origin (BTOG) también se ha sumado a esta tendencia con una propuesta para crear una tesorería de $500 millones respaldada por capital y deuda convertible. La empresa ya ha realizado una compra inicial de aproximadamente 40.5 millones de DOGE, lo que generó un repunte temporal en su cotización. Sin embargo, la acción de BTOG sigue considerándose especulativa, situación agravada por problemas previos de cumplimiento con los requisitos de Nasdaq.
Implicaciones y desafíos futuros
La adopción de Dogecoin como activo de tesorería plantea importantes desafíos corporativos. La acumulación masiva puede aumentar la correlación entre la cotización de la compañía y la volatilidad de DOGE, exigir procesos de gobernanza y auditoría más rigurosos, y potencialmente limitar el acceso a capital si los reguladores perciben un mayor riesgo.
El entorno regulatorio emerge como un factor determinante en esta estrategia. Los especialistas destacan la importancia del cumplimiento de normativas KYC/AML, la transparencia en custodia y la evaluación adecuada del riesgo para auditorías y calificaciones crediticias. El futuro de estas iniciativas dependerá tanto de la capacidad de las empresas para implementar controles de riesgo efectivos como de la evolución del marco regulatorio en diferentes jurisdicciones.