El ecosistema de stablecoins atraviesa un momento de expansión notable. En los últimos doce meses, la oferta total ha crecido más de un 70 %, empujada por redes como Ethereum y Solana, y el surgimiento de nuevas plataformas que amplían el uso de estos activos más allá del ámbito del trading. En esta nota analizamos los factores detrás de este crecimiento acelerado y cómo las stablecoins están evolucionando hacia funciones más similares a las de los servicios bancarios.
La oferta total de stablecoins ha escalado aproximadamente un 72 % en el último año, cercándose a un umbral de 300.000 millones de dólares. Este impulso ha sido liderado principalmente por redes maduras como Ethereum y Solana, así como por el lanzamiento exitoso de nuevas cadenas como Plasma, que en su semana inaugural emitió más de 6.000 millones de dólares en stablecoins.
Lo más interesante es que este crecimiento no responde solo a más emisión, sino a una diversificación del uso. Las stablecoins ya no son exclusivamente instrumentos de trading: plataformas emergentes están explotando funciones como pagos minoristas, tarjetas vinculadas, financiamiento para proyectos de inteligencia artificial e incluso modelos de crédito alternativo. Por ejemplo, un producto denominado “USD AI” permite que los depositantes financien préstamos de GPU (procesamiento) para empresas de IA, transformando la stablecoin en un activo con rendimiento parecido al crédito privado.
De soporte para cripto a columna de la infraestructura financiera
Este cambio en la utilidad está distorsionando la línea entre plataformas de stablecoins y entidades bancarias tradicionales. Algunas exchanges ya ofrecen funcionalidades como cuentas de ahorro, herramientas de pago y tarjetas de débito respaldadas en stablecoins. En paralelo, proyectos basados en Solana gestionan miles de millones en activos estables: uno de ellos acumula más del 15 % del total de stablecoins en esa red. También se observan esquemas en los que plataformas fintech y redes de pago integran stablecoins como medio de liquidez o puente transaccional.
La competencia se intensifica: aunque Tether (USDT) y USDC siguen dominando más del 85 % del mercado, han cedido algo de terreno frente a emisores nuevos que buscan innovar con aplicaciones más amplias. Este entorno dinámico refleja que las stablecoins no solo se adaptan, sino que están redefiniendo su rol: dejan de ser un complemento del ecosistema cripto para convertirse en un pilar de infraestructura financiera.
En conclusión, el mercado de stablecoins se halla en plena etapa de maduración. Su expansión acelerada y el surgimiento de casos de uso más sofisticados sugieren que podrían convertirse en uno de los pilares invisibles del sistema financiero digital. Para quienes observan con atención el criptoespacio, este movimiento promete reconfigurar las bases sobre las cuales se construyen pagos, liquidez y servicios financieros descentralizados.