La proliferación de stablecoins denominadas en dólares plantea un riesgo para la autonomía monetaria europea, y los euro stablecoins se proponen como respuesta regulada. Según el informe citado, el mercado global de stablecoins superó los $292.000 millones a mediados de 2025, mientras que los tokens denominados en euros apenas rondan los €500 millones. Este desequilibrio refuerza la urgencia de una estrategia europea específica para el ecosistema de dinero digital.
La emisión mayoritaria de stablecoins en dólares —estimada en torno al 98%— crea una dependencia externa que puede condicionar la política monetaria del BCE. Un evento de redenciones masivas en estos activos podría forzar ajustes en la política europea, advirtió Olaf Sleijpen, y la Autoridad Europea de Riesgo Sistémico (ESRB), presidida por Christine Lagarde, ha identificado vulnerabilidades en modelos con emisores múltiples.
El riesgo sistémico se intensifica en escenarios de estrés, donde la liquidez y la coordinación entre emisores pueden verse comprometidas.
El dominio actual se concentra: USDT (Tether) captura entre 58% y 70% del mercado con una capitalización superior a $155.000 millones; USDC (Circle) aporta otro 16–20%, y ambas suman más del 80% del mercado. Ese efecto de red y la infraestructura de pago dominada por proveedores no europeos elevan riesgos de gobernanza y exposición a cambios regulatorios extraterritoriales.
La dependencia de plataformas y marcos foráneos amplifica las vulnerabilidades para los usuarios y las instituciones europeas.
Respuesta europea: euro stablecoins, MiCA y el euro digital
La UE ha orientado su estrategia hacia marcos regulatorios y proyectos públicos-privados, con MiCA como pieza central. MiCA exige que los stablecoins en euros mantengan un tipo de cambio 1:1 con el euro, estén íntegramente respaldados por activos líquidos en cuentas segregadas y publiquen auditorías trimestrales; además prohíbe los stablecoins algorítmicos, impone un 30% de reservas en activos muy líquidos y establece un límite diario de transacciones de €200 millones para los E-Money Tokens. Estas reglas buscan reducir riesgos y ofrecer confianza a grandes usuarios e instituciones.
Un consorcio de nueve bancos europeos —entre ellos ING, UniCredit, CaixaBank, Danske Bank y Raiffeisen Bank International— prevé lanzar un euro stablecoin conforme a MiCA en la segunda mitad de 2026. El proyecto estará gestionado desde Países Bajos y supervisado por el banco central neerlandés, con la finalidad de facilitar pagos transfronterizos instantáneos y financiación de cadenas de suministro. La iniciativa apunta a crear una alternativa europea interoperable y regulada en el corazón de los flujos de pagos.
La iniciativa pública complementaria es el proyecto del euro digital, con una fecha potencial de despliegue en 2029, para garantizar una capa de dinero digital soberana y reducir la dependencia de proveedores privados como Visa o PayPal. No obstante, hay críticas sobre el calendario: Gísli Kristjánsson, CEO de Monerium, señaló que el lanzamiento en 2029 “podría ser demasiado tarde” para contrarrestar la dinámica actual de adopción.
Además, analistas como Frederik Gregaard advierten que la estricta regulación podría limitar liquidez o desviar capital hacia jurisdicciones más permisivas. El equilibrio entre seguridad regulatoria y competitividad de mercado será determinante.
Europa articula una respuesta combinada: regulación estricta (MiCA), stablecoins emitidas por bancos y un posible euro digital para recuperar influencia en pagos digitales. El próximo hito verificado será el lanzamiento previsto del consorcio bancario en la segunda mitad de 2026; la implementación efectiva de estas iniciativas determinará si la UE reduce su dependencia del dólar en el ecosistema de dinero digital.
