Revolut y varios bancos europeos han dado pasos concretos hacia la integración de Ethereum, impulsando flujos institucionales y previsiones de precio revisadas para ETH. Ethereum se perfila como capa tecnológica para pagos, tokenización de activos y stablecoins reguladas, factores que explican objetivos de mercado más elevados y reorientaciones de capital. Estos avances sitúan a ETH en el centro de la conversación sobre su posible papel como infraestructura financiera programable.
La adopción práctica está llegando desde el sector bancario y fintech. Revolut integró Polygon (una solución Layer 2 de Ethereum) para remesas en stablecoins y, desde diciembre de 2024, ha procesado cerca de $700 millones en transacciones sobre Polygon, según informes. Este despliegue operativo refleja tracción real en pagos cripto y consolida a L2 como vía para reducir fricciones en transferencias.
Deutsche Bank desarrolla su propia L2 sobre tecnología ZKsync —Project DAMA 2— con un MVP previsto para 2025, orientado a tokenización de activos, privacidad contractual y cumplimiento regulatorio. Layer 2 (L2): capas que escalabilizan la cadena base al procesar transacciones fuera de la capa principal y luego consolidarlas, reduciendo costes y latencia. La combinación de escalabilidad y cumplimiento perfila a L2 como infraestructura apta para banca.
Una alianza de nueve grandes bancos europeos, entre ellos ING y UniCredit, trabaja en un stablecoin en euros compatible con MiCAR con lanzamiento estimado para septiembre de 2025, con el objetivo de ofrecer una alternativa regulada frente a stablecoins con anclaje fuera de la UE. Además, bancos como N26 y Raiffeisenlandesbank están ampliando el acceso minorista a criptoactivos y bancos suizos ejecutan fondos tokenizados en vivo, evidenciando que la infraestructura se está poniendo en producción.
Flujos, precio y tokenización como motor de demanda
Los flujos institucionales han favorecido a Ethereum de forma notable: en agosto de 2025, los ETFs de Ethereum atrajeron $4.000 millones, mientras que los ETFs de Bitcoin registraron $803 millones en salidas; en el tercer trimestre de 2025, Ethereum acumuló aproximadamente $33.000 millones en entradas institucionales frente a $1.170 millones de salidas en Bitcoin, datos que explican la presión alcista sobre la demanda de ETH.
Standard Chartered elevó sus objetivos a $7.500 para cierre de 2025, $12.000 en 2026 y $25.000 para 2028, reflejando la mayor convicción institucional sobre la utilidad de la red y la expectativa de que los flujos continúen sosteniendo el precio de ETH.
La tokenización de activos reales (Real-World Assets) ya supera los $30.000 millones, con más de $24.300 millones en activos tokenizados sobre Ethereum, y estándares como ERC-1400 y ERC-3643 integran lógica de cumplimiento en los tokens, facilitando su uso por entidades reguladas y reforzando el caso de uso institucional.
La convergencia entre bancos europeos, soluciones L2 y grandes entradas de capital sitúa a Ethereum como candidato a infraestructura financiera programable; la prueba de fuego serán el MVP de Project DAMA 2 en 2025 y el posible lanzamiento del stablecoin en euros en septiembre de 2025. Para traders y gestores, la ruta de precio dependerá ahora más de la materialización operativa y regulatoria que de narrativa especulativa.
